Avui compartim un article molt interessant que recull una sèrie d’anotacions que poden resultar d’interés per a aquelles persones dedicades a projectes i obres de rehabilitació d’edificis de murs de pedra.
Es tracta d’un escrit elaborat per l’arquitecte tècnic Josep Baquer i Sistach, membre i actual Vicepresident de l’Associació de Consultors d’Estructures, a partir de l’informe tècnic d’un dels seus projectes (un edifici proper al casc antic de Barcelona) i del material i els comentaris extrets arrel de la realització de cursos de rehabilitació estructural.
Sense cap mena de dubte, es tracta doncs d’un valuós document el qual, esperem, us sigui d’utilitat i d’interés a tots els professionals vincultas al camp de la consultoria i la rehabilitació estructural.
Degradación piedra arenisca
El elemento dominante en la fachada del edificio es la piedra arenisca (de Montjuïch). La patología generalizada de que adolece el edificio se puede observar tanto en los paramentos verticales, como en voladizos, barandillas y elementos ornamentales en general. Se trata de la “arenización” de la piedra. Un fenómeno muy estudiado actualmente porque afecta a muchísimos edificios monumentales. Las areniscas en general, se utilizaron secularmente en construcción por sus buenas cualidades resistentes y porque se podían labrar con facilidad. Muchas de nuestras catedrales y monasterios están construidas con algún tipo de arenisca.
La arenisca es una roca sedimentaria formada por arena cementada normalmente por carbonato de cal, y con distintos grados de humedad intersticial. Cuando esa roca es cuarteada para formar bloques, la humedad intersticial confinada empieza un proceso de “salida” por evaporación al entrar en contacto con la atmósfera. Ese desplazamiento del fluido moviliza el carbonato (o el material cementante) hacia la superficie donde precipita, formando una costra o capa sobrecementada. Por eso los canteros observaban que la piedra al cabo de un tiempo de ser cortada o labrada, se endurecía superficialmente. Ese proceso de trasvase del material cementante del interior hacia al superficie, origina una descementación interna de la piedra que se conoce como “arenización”. Es decir: la materia que forma la piedra arenisca vuelve a sus orígenes geológicos: vuelve a ser arena, perdiendo la cohesión adquirida en su largo proceso de cementación por el carbonato de cal (u otros cementantes como óxidos etc.).
Pero el carbonato de cal se disuelve en el agua. Por tanto, cuando esa superficie cementada se meteoriza y se ve afectada por escorrentías persistentes de agua, queda afectada por la pérdida del aglomerante y poco a poco, se va exfoliando, pierde adherencia hasta desprenderse, dejando al descubierto la masa interna ya descementada y arenizada. Ese proceso es más rápido en áreas muy polucionadas a causa del anhídrido carbónico que se disuelve en el agua de la lluvia. Ese agua al entrar en contacto con la superficie cementada de la arenisca la agrede más eficazmente. Por eso, en todos los edificios construidos con piedra arenisca, y más los que están situados en las grandes ciudades, el proceso de arenización suele ser muy grave en los paramentos más afectados por las humedades persistentes o por la escorrentía del agua de lluvia.
Esa patología en realidad no tiene solución. Algunos monumentos como por ejemplo la fachada del monasterio de Ripoll, se han intentado rehabilitar inútilmente: la única solución ha sido detener el proceso a base de cerrar el ámbito con cristales para evitar la intemperie y por tanto la meteorización de la piedra arenisca. En otros edificios monumentales, como es el caso de la catedral de Sigüenza, se han sustituido elementos emblemáticos, por “copias” en piedra nueva o moldes de resina y fibras. Es verdad que ha habido intentos en piezas muy localizadas de reaglomerar la masa arenizada con inyecciones de resinas fluidas, pero sin éxito real. Además, son soluciones muy costosas de resultados más que dudosos.
En el caso que nos ocupa, la arenización es patente en los elementos ornamentales de la cúpula, en las barandillas, en los frentes de los balcones. Se pueden observar costras de arenisca superficial cementada y a a punto de desprenderse.
Reparaciones con mortero
Sobre el mortero:
El trasvase hídrico que se da en toda pared o muro de piedra, cerámico o de adobe, se canaliza a través del material que tenga mejores cualidades como “transportista”, por decirlo de alguna manera. En esa nota del informe que acabo de adjuntar se explica como eso genera la arenización de la masa.
Pues bien: si esa piedra arenisca está tomada con mortero de cemento portland, casi impermeable, y por supuesto peor conductor de la humedad que la arenisca, todo el trasvase hídrico, se efectúa a través de la masa de la misma piedra acentuando el fenómeno que comentaba más arriba.
Si el mortero fuera de cal, sería ése el lugar de circulación prioritario, con lo que el mortero de cal protegería la piedra. Se deterioraría a la larga, pero se podría reparar (reponer) y seguiría actuando como protector de la piedra, material más noble. Esa reparación del mortero nunca habría que hacerla con mortero de cemento portland, por esa misma razón.
Cuando hay que actuar en edificios antiguos (fábrica/mampostería tomada con mortero de cal) cuyas fachadas “modernamente” han sido revocadas con mortero de CP en substitución del mortero original de cal, o bien han sido pintadas con pinturas plásticas (craso error!) por encima del revoco, hay que volver a dejar la pared desnuda, repicar ese revoco y volver a proteger el paramento con mortero de cal.
La “chapuza” consistente en pintar las paredes revocadas con mortero de cal, con pintura plástica, se ha impuesto en nuestras ciudades durante esos últimos años con las campañas de rehabilitación de fachadas. Se despegan a girones al cabo de poco tiempo a causa de las razones antes expuestas.
No olvidemos nunca que lo ideal para la protección de la piel de las fachadas es algo que actúe como el “goretex”. A las paredes y a los muros hay que dejarlos “respirar” y no ahogarlos con impermeabilizaciones.
Ahora entraríamos en los aplacados cerámicos… pero eso va más allá del tema que nos ocupa… ya sabéis cómo se desprenden, cómo se ahuecan… por esas mismas causas y además por el gradiente térmico (diferencial entre capa exterior e interior) y los saltos térmicos, más aún en cerámicas de colores oscuros que absorben más el calor.
Sales transportadas
Esa circulación hacia el exterior de la humedad intersticial, conlleva el transporte de las sales solubles hacia la periferia. Allí decantan y cristalizan aumentando de volumen.
Si el revoco exterior de la pared de sillares de piedra tomados con mortero de cal, es de mortero de cemento portland, ese proceso de externalización de las sales y aumento de volumen, conlleva el “despegue” de la capa de revoco de CP (empieza sonando a hueco) el resquebrajamiento, y en definitiva el desprendimiento.
Por eso, toda fábrica de cerámica, de piedra o de los que sea, tomada con mortero de cal, debe ser revocada con mortero de cal, con áridos clasificados, suficientemente permeable como para permitir que las sales y la humedad salga al exterior. De ahí la bondad del mortero de cal para revocos exteriores. De alguna manera actúa como el tejido goretex (que los montañeros conocemos perfectamente…) que permite la transpiración y al mismo tiempo es impermeable.
El revoco de cal admite perfectamente estuco superficial también con cal, planchado, esgrafiado, etc. Como sabéis los hay centenarios perfectamente conservados.
Ojo con los morteros de cal preparados de fábrica que hay en el mercado, y que nadie sabe cómo los han hecho: ni la dosificación, ni la clasificación de los áridos, ni el tiempo de apagado. Te dicen que sólo es mortero de cal, pero tiene aditivos impermeabilizantes y otros componentes que eliminan las cualidades propias del mortero de cal.
Normalmente, en rehabilitación de edificios antiguos, nunca hay que usar el “portland” como aglomerante para morteros y revocos.
Humedades por capilaridad desde los cimientos
En muchos edificios antiguos cuya periferia no estaba pavimentada, ni tenían aceras, las humedades ascendentes por capilaridad eran inapreciables, porque la humedad del terreno ascendía y se liberaba en toda la superficie alrededor del edificio. Cuando se empezó a urbanizar el entorno, con aceras y pavimentos “totalmente impermeables”, la liberación de humedad del terreno, se concentró por el muro de mampostería tomado con mortero de cal, dado que era el “puente permeable”, con lo que aparecieron (o “subieron” más arriba) humedades ascendentes en el zócalo del muro. Es decir: se concentró ahí la humedad. Por tanto: no es buena solución pensar que con una buena acera pegada al muro, vamos a solventar el problema de las humedades por capilaridad. Eso es explicable y “calculable” si se conocen las características del muro: es decir: se puede calcular con bastante aproximación hasta qué altura va a ascender la humedad. De momento lo dejo aquí.
El problema de las humedades tiene doble causa: a) por dónde entra (“se cuela”) la humedad y b) por donde se libera.
Para controlar “a” hay que estudiar los drenajes correctos a pie de muro; los mechinales en el paramento; la impermeabilización del trasdós, las humedades por condensación, las conducciones de fluidos, etc.
Para controlar “b” hay que pensar cómo dejar “respirar” y transpirar el elemento en cuestión, para que permita la liberación de la humedad.
JOSEP BAQUER SISTACH
ACE 52